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El dios de la música, el poderoso Apolo se había
enamorado de una mortal, su nombre era Coronis, hija
de un rey de Tesalia, así como su padre lo había hecho,
el dios se transformó en un cisne para poder dejar
embarazada a la princesa, una vez consumado el acto,
Apolo regresó al Monte Parnaso, cerca del Oráculo de
Delfos, pero, dejó un cuervo para que siempre estuviese
vigilando a la amante del dios.
Hasta este entonces los cuervos no tenían el
característico color que tienen hoy en día, según los
antiguos griegos, el color original de estas aves era el
blanco y no el negro, el vigilante descubrió a la princesa
mientras tenía relaciones con Isquis, un famoso
gobernador y conquistador de la región de Fócida,
cuando el animal se dio cuenta de lo que sucedía, voló
hasta el Parnaso para enterar de todo a Apolo,
naturalmente que su primera reacción fue de enojo y se
desquitó con el ave, cambiándole sus plumas blancas
por unas negras, desde aquel entonces se cree que
encontrarse con uno de estos animales es un mal
augurio.
Apolo estaba realmente furioso, no pudiendo contener
más su odio, fue hasta donde el cuervo le había dicho
haber visto a Coronis por última vez, ahí la encontró y
la asesinó, pero, se dio cuenta de que aquella estaba
embarazada así que, antes de incinerar sus restos
mortales, el dios sacó del vientre de la princesa al
producto de sus amoríos.
Al no saber qué hacer con el bebé, Apolo no lo llevó
consigo al Monte Parnaso o al Olimpo, sino que, le dejó
con el mítico centauro Quirón, el mismo que entrenara
al más grande héroe griego, Heracles, ahí recibió una
educación excepcional, un tanto distinta y
revolucionaria en aquel entonces, pues no le enseñó las
artes bélicas sino las médicas, el hijo de Apolo tenía una
habilidad realmente buena para la medicina y se
convirtió en todo un experto en ese campo, siendo el
primero que la estudió y la practicó.
Siglos después varios científicos europeos fueron
incomprendidos por las mentes primitivas, haciéndoles
retractarse de sus descubrimientos, hipótesis o teorías,
causándoles incluso la muerte, Asclepio sufrió de esto
mismo por su afán de querer sanar los males de las
personas.
La inteligencia de Asclepio era realmente notable, no
tardó en recibir la visita de la diosa de la sabiduría,
quien le hizo un regalo, le entregó dos vasijas que
contenían la sangre de Medusa que había dado origen a
diversas bestias en el continente africano, una de las
vasijas contenía sangre envenenada que podía provocar
la muerte a cualquiera que la tocara o bebiera y la
segunda era capaz de revivir a los muertos.
Asclepio dedicó su vida entera a la medicina, siempre
intentando aprender un poco más para poder sanar los
cuerpos de las personas y evitar que murieran, hasta
antes de él, todas las enfermedades eran terriblemente
mortales, causando un sinfín de muertes a lo largo de
toda la historia, pero, gracias a sus novedosos métodos,
la gente dejó de morir por las enfermedades, el
aclamado médico se hizo famoso en toda Grecia,
incluso fue inmortalizado en la cerámica, un sello
distintivo de la mitología griega, generalmente
reservado para los héroes griegos y demás personajes
ilustres.
De pronto, Hermes dejó de encaminar la misma
cantidad de almas al Inframundo como antes, no sabían
qué era lo que sucedía, todos los dioses estaban
extrañados, las heridas de guerra parecían no ser tan
dañinas, tal parecía como si el veneno de los animales
hubiese perdido sus efectos mortales, todo gracias a
Asclepio.
Zeus recibió la visita de Hades en el Olimpo quien le
comentó que el Inframundo tenía mucho menos
espíritus que antes, la gente no moría como antes,
aunque la hambruna, la guerra y los demás males
seguían presentes en el mundo, el dios notó entonces
que el culpable era el hijo de Apolo, pero no quería
provocarle ningún daño a su nieto, así que lo pasó por
alto.
Pero, Asclepio no conocía los límites humanos, cuando
un paciente moría por estar tan gravemente herido o
envenenado, hacía uso del regalo que su tía le había
hecho y, aunque la persona ya había sido juzgada y
condenada en el Inframundo, Asclepio lo traía de nuevo
a la vida, acto que hizo enfurecer a Hades y al propio
Zeus.
El rey de los dioses salió volando del Olimpo, seguido
de Apolo, cuando encontró al médico, no dudó en
fulminarlo con un estruendoso rayo, el cuerpo de
Asclepio cayó fulminado, completamente carbonizado,
Hermes recogió su espíritu y rápidamente lo llevó hasta
la entrada del Inframundo, en donde fue juzgado y
condenado a pasar el resto de la eternidad en las
sombras del Tártaro junto a titanes y horribles bestias,
todo por haber hecho lo que ningún mortal había hecho
jamás, sacar un condenado del Inframundo.
Apolo lloró la muerte de su hijo y estalló en cólera
contra su padre, voló hasta donde estaba escondido el
cíclope que fabricaba los rayos de Zeus para sus batallas
y caprichos, le apuntó con su arcó y, a base de flechazos,
derrotó al cíclope que cayó rendido a sus pies, así, el
dios Apolo vengó la muerte de su hijo.
El dios Apolo inmortalizó a su hijo como lo hacían los
dioses olímpicos, creó la constelación de Serpens para
que siempre estuviera adornando los cielos y nunca
nadie olvidara a aquel histórico pionero de la medicina,
aunque muerto, la huella de Asclepio fue imborrable,
muy a pesar de Zeus, Podalirio y Macaón, hijos de
Asclepio se dedicaron también al campo de la medicina,
teniendo un rol determinante en la guerra de Troya,
entre sus pacientes, el que más destaca es el famoso
Filoctetes.
Los centros de culto a Asclepio se extendieron por toda
Grecia, llegando incluso a ciudades tan importantes
como la propia Atenas y Delfos, el santuario más
importante tuvo lugar en Epidauro, ahí podían reposar
los enfermos y, cuenta el mito que, Asclepio tenía la
facultad de aparecer en los sueños para dar
indicaciones, mismas que eran interpretadas por sus
sacerdotes y ellos daban así los tratamientos a seguir
para conseguir la sanación.
Fue entonces cuando surgieron las primeras escuelas de
medicina en el mundo, quizá el más famoso de los
alumnos que desfilaron por ellas fue Hipócrates
considerados por muchos como el padre de la medicina,
título que en realidad debería de ser atribuible al
primero que la ejerció, Asclepio.
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