Título: La Titanomaquia.
Autor: Eduardo García.
Año: 2020.
Capítulo: "El castigo de Atlas".
Capítulo anterior: "Titanomaquia".
CAPÍTULO IV
"EL CASTIGO DE ATLAS"
Entre todos los titanes distinguía uno por su singular fuerza, ése era el joven titán Atlas, al poseer tal fuerza, Cronos decidió que él sería el comandante de las tropas de los titanes en la batalla contra los dioses olímpicos, la batalla fue una guerra terriblemente destructiva, los combatientes eran increíblemente poderosos, debido a esto, Urano, el cielo, casi caía sobre Gea, la tierra, al terminar la batalla, Zeus condenó a Cronos y sus aliados a pasar el resto de la eternidad aprisionados en las entrañas de la tierra, el Tártaro, entre los titanes que sufrieron este castigo estuvieron Menecio, Crío, Ceo, Jápeto e Hiperión la puerta fue custodiada por los hecatónquiros para evitar que pudieran fugarse los enormes titanes.
Pero Zeus decidió darle un castigo especial al titán Atlas por haber sido el comandante que dirigió el ejército de Cronos contra los dioses, al ser un tan poderoso, el dios del rayo lo condenó a llevar sobre sus hombros el peso del cielo, lo habría de sostener para evitar que este cayera sobre la tierra, producto de La Titanomaquia, un castigo terriblemente desgastante aún para un titán, solamente tendría un par de descansos cuando se encontró con los héroes griegos.
Pero no todos los titanes fueron condenados a estos castigos, Océano no peleó a favor de Cronos sino que, por el contrario, le entregó a Zeus la pócima para que su padre enfermara y terminara por expulsar a los dioses olímpicos de su estómago y se pudiera dar la gran batalla, debido a esto, el dios del Olimpo, Zeus decidió no castigar al titán, las titánides Tetis, Febe, Mnemósine, Temis, Tea y, por supuesto, Rea, no fueron castigadas ya que se mantuvieron neutrales en la batalla sin tener ningún tipo de interferencia a favor de uno u otro, Prometeo y Epimeteo tampoco fueron castigados por Zeus, ya que éstos no se opusieron a la victoria de los olímpicos sobre los titanes, de hecho, tuvieron un rol verdaderamente importante después de este suceso.
De este modo, el que un día fue un poderoso titán estaba destinado a pasar toda la eternidad cargando el peso del cielo sobre sus hombros sin tener descanso alguno, el peso de la bóveda celestial sería el peor de los castigos, uno que no tendría final, ya que, al ser inmortal y no ser bien visto a los ojos de Zeus, tendría que cumplir su sentencia para siempre, el lugar en donde Atlas sigue sosteniendo el cielo sobre sus hombros es en el norte del continente africano, la cordillera de Atlas que se extiende por todo el norte de los actuales Marruecos, Argelia y Túnez
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