Título: La Titanomaquia.
Autor: Eduardo García.
Año: 2020.
Capítulo: "El mensajero de los dioses".
Capítulo anterior: "Apolo y Artemisa".
Tienda en Amazon: La Titanomaquia.
CAPÍTULO X
"EL MENSAJERO DE LOS DIOSES"
Como ya era costumbre, el dios Zeus le fue infiel a su esposa, la diosa Hera, se enamoró de Maya quien era una de las pléyades, éstas eran las hijas del titán Atlas que tiempo atrás el propio rey de los dioses olímpicos había condenado a cargar el peso del cielo sobre sus hombros después de La Titanomaquia, Maya se encontraba embarazada, Hera apenas podía contener la ira que sentía al ver que su esposo le había sido infiel nuevamente y tendría un nuevo hijo, la pléyade bajó del Olimpo a la región de Arcadia para dar a luz a su hijo en una cueva ubicada en el monte Cilene, había nacido el dios Hermes, el crecimiento de éste fue rápido, apenas tenía unas horas de haber nacido y ya se había fugado de la cuna en la que estaba acostado, aprovechándose de que su madre no estaba presente.
Al salir de la cueva se encontró con una desafortunada tortuga que no tuvo la suficiente rapidez como para escapar del dios, éste la tomó y la mató, arrancó dos ramas de una planta y las insertó en el caparazón del reptil, le añadió una más a manera de travesaño y tensó de ellas siete tiras de los intestinos de una cabra, creando así la primera lira.
Hermes comenzó a deambular por la región hasta que se encontraba en los límites del Monte Olimpo en donde vivía su padre, en el trayecto se encontró con un numeroso grupo de vacas que pertenecían a su hermano, el dios Apolo, se las llevó lejos de aquel lugar, fabricó un par de sandalias para no dejar huellas sobre la tierra, cuando llegó a la región de Peloponeso, mató a dos de las vacas y las demás las encerró en una cueva y se marchó.
Por la noche, regresó a la cueva en donde ya se encontraba su madre, la diosa Maya, Hermes trató de engañar a su madre fingiendo que nada había hecho, pero la pléyade no le creyó al infante, en ese instante se presentó en la cueva Apolo, estaba furioso al haber descubierto al ladrón y asesino de sus vacas, pero Hermes no se dejó intimidar por su hermano y alegó que él era incapaz de hacer tal cosa puesto que, era solo un bebé, Apolo siguió sin creer en la palabra de su hermano y lo llevó al Olimpo, ya en la presencia de Zeus, no le quedó de otra a Hermes más que aceptar sus actos, lo obligó a que le mostrara a Apolo el lugar en donde había escondido sus vacas, fueron hasta la cueva y liberó a los animales, el infante comenzó a tocar su instrumento, Apolo quedó simplemente maravillado al escuchar tan bello sonido proveniente de aquel invento, acordó darle el ganado a Hermes si este le daba su lira, así pasó y Apolo descubrió que tenía unos dotes celestiales para la melodía, a partir de ese momento, Apolo sería conocido como el dios de la música.
Hermes se presentó nuevamente en el Olimpo, Zeus decidió que su hijo sería el mensajero de los dioses olímpicos, teniendo una tanto importante como emocionante tarea, él sería el encargado de llevar a los hombres al reino de Hades, el Inframundo, para que fueran juzgados por sus actos.
Comentarios
Publicar un comentario