Título: "La Titanomaquia".
Autor: Eduardo García.
Año: 2020.
Capítulo I: "El origen".
TIERRA DE DIOSES
Grecia, tierra de dioses, titanes, bestias y héroes, tierra de las historias más increíbles que se han transmitido de generación en generación, sus imponentes montañas y paradisiacas islas, llenas todas ellas de ruinas de los palacios y templos en honor a dioses que han quedado en el olvido, monumentos que quedan como vestigios de una era dorada para la humanidad, cuna de la civilización como la conocemos actualmente, el centro del mundo en su tiempo, la inspiración de un sinfín de pensadores, filósofos y enamorados de esos relatos tan maravillosos como increíbles, la mitología griega ofrece un exquisito viaje al pasado, un místico e inigualable viaje hacia una era donde el mundo era completamente distinto, donde todo dependía de la disposición de esos temperamentales y caprichosos dioses.
Pocos lugares en el mundo pueden presumir de tener una historia tan rica en todos los aspectos, Grecia, es a mi parecer, la nación que más nos ha heredado, sus inventos fueron importantísimos para el desarrollo de la humanidad, siglos atrás, los griegos trataban de comprender el porqué de las cosas, naciendo así la gran mitología griega que tanto ha hecho soñar a los hombres, herencia incalculable que los antiguos griegos nos obsequian, un maravilloso camino lleno de grandeza, batallas, victorias, derrotas, castigos eternos, traiciones, hazañas, infidelidades y muchas más cosas, descubrámoslas.
CAPÍTULO I.
"EL ORIGEN"
Para la gente de la Antigua Grecia, al principio solo existía el Caos en el universo, siendo lo primero que existió, posterior a él surgió Gea, la madre tierra, la diosa impuso el orden en donde no lo había, ella, por sí misma generó al dios del cielo, Urano, cada noche se unían ambas deidades, de esas uniones nacieron seres tan increíblemente poderosos y grandes como los titanes o los hecatónquiros, Urano, al ver los seres tan poderosos que había engendrado la tierra, se volvió temeroso de ser derrocado por uno de ellos, pero también se avergonzaba de ellos, al ver seres tan extraños como los cíclopes, gigantes de un solo ojo, por lo que, decidió condenar a sus hijos recién nacidos encerrándolos en el Tártaro, el propio vientre de la diosa Gea, su madre.
Claro que, esto le provocaba un inmenso dolor a la diosa por el sufrimiento de sus hijos, al ver que Urano se había convertido en un dios totalmente tiránico, Gea comenzó a tramar un plan para lograr derrocar al dios del cielo y, de este modo, liberar a sus hijos de su encierro en el Tártaro al que habían sido condenados, Gea miró al más joven de sus hijos, un poderoso titán de nombre Cronos, el más ambicioso de todos, él sería quien liberaría a sus hermanos del vientre de la diosa, Gea le propuso a su hijo que, si derrocaba a su padre, podría ser él quien impusiera orden en el universo, ocupando el lugar de Urano, Cronos aceptó la difícil tarea, para nada sencilla.
Gea le entregó un hoz de pedernal a Cronos, ése sería el arma que usaría el titán para vencer a su tiránico padre de una vez por todas, se dirigió al dios del cielo, lo encontró durmiendo sobre una nube, de un solo golpe, logró castrar al dios, que soltó un grito espeluznante, como nunca antes se había oído en la tierra o en el universo, debido a la sangre derramada del dios, el cielo se tiñó de rojo y dio origen a las Erinias y Ninfas, los testículos arrancados del dios cayeron al océano, originando una espuma de la que surgió una diosa increíblemente hermosa, la personificación de la belleza, la diosa del amor, Afrodita que, después de la gran batalla, pasaría a ocupar su lugar en el Olimpo junto al resto de dioses, Cronos, después de consumar su traición, arrojó la hoz al océano, formando así la isla de Corfú, en la actual Grecia.
Después de su hazaña, Cronos fue al encuentro de su madre, le comunicó que su padre había caído, castrado por él, Gea se llenó de júbilo, pues significaba que sus hijos estarían libres de su encierro en el Tártaro, Cronos convocó un gran banquete para celebrar su victoria y reinado que le había sido prometido por la madre tierra, después del festín, el nuevo soberano del universo, el titán Cronos, fue visitado por el espectro de Urano, éste le maldijo, diciéndole que, así como él había usurpado a su padre, un hijo suyo haría lo mismo con él, traicionándolo y tomando el domino como el dueño de todo lo que existe.
Cronos condenó a su padre al Tártaro en donde permanecería encerrado por toda la eternidad, el titán faltó a su palabra, le había prometido a su madre, la diosa Gea que, liberaría a todos sus hermanos del vientre de su madre al que habían sido condenados por su padre, Cronos no liberó a los cíclopes y hecatónquiros del Tártaro, los encerró junto a Urano debido a que les temía, algo que no fue bien visto por Gea.
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