Título: La Titanomaquia.
Autor: Eduardo García.
Año: 2020.
Capítulo: "Asclepio".
Capítulo anterior: "Grifo".
Tienda: La Titanomaquia.
CAPÍTULO LXV
"ASCLEPIO"
El dios de la música, el poderoso Apolo se había enamorado de una mortal, su nombre era Coronis, hija de un rey de Tesalia, así como su padre lo había hecho, el dios se transformó en un cisne para poder dejar embarazada a la princesa, una vez consumado el acto, Apolo regresó al Monte Parnaso, cerca del Oráculo de Delfos, pero, dejó un cuervo para que siempre estuviese vigilando a la amante del dios.
Hasta este entonces los cuervos no tenían el característico color que tienen hoy en día, según los antiguos griegos, el color original de estas aves era el blanco y no el negro, el vigilante descubrió a la princesa mientras tenía relaciones con Isquis, un famoso gobernador y conquistador de la región de Fócida, cuando el animal se dio cuenta de lo que sucedía, voló hasta el Parnaso para enterar de todo a Apolo, naturalmente que su primera reacción fue de enojo y se desquitó con el ave, cambiándole sus plumas blancas por unas negras, desde aquel entonces se cree que encontrarse con uno de estos animales es un mal augurio.
Apolo estaba realmente furioso, no pudiendo contener más su odio, fue hasta donde el cuervo le había dicho haber visto a Coronis por última vez, ahí la encontró y la asesinó, pero, se dio cuenta de que aquella estaba embarazada así que, antes de incinerar sus restos mortales, el dios sacó del vientre de la princesa al producto de sus amoríos.
Al no saber qué hacer con el bebé, Apolo no lo llevó consigo al Monte Parnaso o al Olimpo, sino que, le dejó con el mítico centauro Quirón, el mismo que entrenara al más grande héroe griego, Heracles, ahí recibió una educación excepcional, un tanto distinta y revolucionaria en aquel entonces, pues no le enseñó las artes bélicas sino las médicas, el hijo de Apolo tenía una habilidad realmente buena para la medicina y se convirtió en todo un experto en ese campo, siendo el primero que la estudió y la practicó.
Siglos después varios científicos europeos fueron incomprendidos por las mentes primitivas, haciéndoles retractarse de sus descubrimientos, hipótesis o teorías, causándoles incluso la muerte, Asclepio sufrió de esto mismo por su afán de querer sanar los males de las personas.
La inteligencia de Asclepio era realmente notable, no tardó en recibir la visita de la diosa de la sabiduría, quien le hizo un regalo, le entregó dos vasijas que contenían la sangre de Medusa que había dado origen a diversas bestias en el continente africano, una de las vasijas contenía sangre envenenada que podía provocar la muerte a cualquiera que la tocara o bebiera y la segunda era capaz de revivir a los muertos.
Asclepio dedicó su vida entera a la medicina, siempre intentando aprender un poco más para poder sanar los cuerpos de las personas y evitar que murieran, hasta antes de él, todas las enfermedades eran terriblemente mortales, causando un sinfín de muertes a lo largo de toda la historia, pero, gracias a sus novedosos métodos, la gente dejó de morir por las enfermedades, el aclamado médico se hizo famoso en toda Grecia, incluso fue inmortalizado en la cerámica, un sello distintivo de la mitología griega, generalmente reservado para los héroes griegos y demás personajes ilustres.
De pronto, Hermes dejó de encaminar la misma cantidad de almas al Inframundo como antes, no sabían qué era lo que sucedía, todos los dioses estaban extrañados, las heridas de guerra parecían no ser tan dañinas, tal parecía como si el veneno de los animales hubiese perdido sus efectos mortales, todo gracias a Asclepio.
Zeus recibió la visita de Hades en el Olimpo quien le comentó que el Inframundo tenía mucho menos espíritus que antes, la gente no moría como antes, aunque la hambruna, la guerra y los demás males seguían presentes en el mundo, el dios notó entonces que el culpable era el hijo de Apolo, pero no quería provocarle ningún daño a su nieto, así que lo pasó por alto.
Pero, Asclepio no conocía los límites humanos, cuando un paciente moría por estar tan gravemente herido o envenenado, hacía uso del regalo que su tía le había hecho y, aunque la persona ya había sido juzgada y condenada en el Inframundo, Asclepio lo traía de nuevo a la vida, acto que hizo enfurecer a Hades y al propio Zeus.
El rey de los dioses salió volando del Olimpo, seguido de Apolo, cuando encontró al médico, no dudó en fulminarlo con un estruendoso rayo, el cuerpo de Asclepio cayó fulminado, completamente carbonizado, Hermes recogió su espíritu y rápidamente lo llevó hasta la entrada del Inframundo, en donde fue juzgado y condenado a pasar el resto de la eternidad en las sombras del Tártaro junto a titanes y horribles bestias, todo por haber hecho lo que ningún mortal había hecho jamás, sacar un condenado del Inframundo.
Apolo lloró la muerte de su hijo y estalló en cólera contra su padre, voló hasta donde estaba escondido el cíclope que fabricaba los rayos de Zeus para sus batallas y caprichos, le apuntó con su arcó y, a base de flechazos, derrotó al cíclope que cayó rendido a sus pies, así, el dios Apolo vengó la muerte de su hijo.
El dios Apolo inmortalizó a su hijo como lo hacían los dioses olímpicos, creó la constelación de Serpens para que siempre estuviera adornando los cielos y nunca nadie olvidara a aquel histórico pionero de la medicina, aunque muerto, la huella de Asclepio fue imborrable, muy a pesar de Zeus, Podalirio y Macaón, hijos de Asclepio se dedicaron también al campo de la medicina, teniendo un rol determinante en la guerra de Troya, entre sus pacientes, el que más destaca es el famoso Filoctetes.
Los centros de culto a Asclepio se extendieron por toda Grecia, llegando incluso a ciudades tan importantes como la propia Atenas y Delfos, el santuario más importante tuvo lugar en Epidauro, ahí podían reposar los enfermos y, cuenta el mito que, Asclepio tenía la facultad de aparecer en los sueños para dar indicaciones, mismas que eran interpretadas por sus sacerdotes y ellos daban así los tratamientos a seguir para conseguir la sanación.
Fue entonces cuando surgieron las primeras escuelas de medicina en el mundo, quizá el más famoso de los alumnos que desfilaron por ellas fue Hipócrates considerados por muchos como el padre de la medicina, título que en realidad debería de ser atribuible al primero que la ejerció, Asclepio.
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