Título: La Titanomaquia.
Autor: Eduardo García.
Año: 2020.
Capítulo: "La traición de los dioses".
Capítulo anterior: "Asclepio".
Tienda: La Titanomaquia.
CAPÍTULO LXVI
"LA TRAICIÓN DE LOS DIOSES"
Zeus era el amo indiscutible de todo el universo griego, fue él quien liberó a los dioses del estómago de Cronos para enfrentarse en la batalla más importante de toda la mitología griega, La Titanomaquia, después de la victoria de los dioses, Zeus, Poseidón y Hades se repartieron el mundo, el cielo, el mar y el Inframundo para cada uno de ellos.
Zeus era temido por todos los dioses pues era el más poderoso de todos ellos, no había mortal o dios que se atreviera a contrariarlo, ni siquiera su esposa, la diosa Hera, quien, aunque enojada por sus infidelidades, no podía hacer mayor cosa contra su esposo, dios que muchas veces parecía ser igual de tiránico que su padre, poco a poco, Zeus se ganó el odio y el repudio de los dioses, en especial de aquellas que habían sido violadas por el dios, aunque se tratara de sus propias hijas.
La diosa Hera tramó una venganza contra su marido, convenciendo a todos los dioses primordiales para que se le unieran y quitarlo del trono olímpico, así Zeus fue traicionado por sus eternos aliados como la diosa Atenea o Apolo, todos se reunieron en el Olimpo y, cuando Zeus estaba durmiendo, todos entraron en el salón y lo amarraron por la fuerza.
El dios estaba completamente inmovilizado, había sido fuertemente encadenado por sus raptores, Zeus gritaba amenazando a los dioses con el Tártaro pero, ellos no hacían caso, discutían entre ellos, peleando por el trono que aún le pertenecía al dios del rayo, Hera, Atenea, Poseidón, Ares y los demás peleaban por el trono, sin antes preocuparse por el dios.
La titánide Tetis nunca estuvo a favor de la traición de los dioses contra Zeus, cuando todos ellos estaban concentrados en el Olimpo, ella invocó al poderoso hecatónquiro Briareo para que fuera a ayudar a Zeus, la tierra tembló y se abrió para que saliera la enorme bestia que escaló hasta la cima del Monte Olimpo, entrando por la fuerza, liberó al dios.
Una vez libre, una gran tormenta eléctrica estremecía los oídos de los dioses, Zeus estaba furioso, jamás se le había visto tan enojado, al verlo, todos los dioses temblaban de miedo, incluyendo al propio dios de la guerra, las armas de los dioses cayeron al suelo y se rindieron, aunque furioso, Zeus no peleó contra ellos, todos salieron volando del Olimpo y no regresaron en mucho tiempo.
Solamente hubo tres dioses que sí recibieron un castigo, Zeus castigó a su esposa, encadenándola de sus extremidades superiores colgando desde lo más alto del cielo, el dolor era insoportable, así duró hasta que le juró a Zeus nunca volver a tramar contra él, el dios la perdonó, la desencadenó y pudo regresar a vivir en el Olimpo, por su parte, Apolo y Poseidón fueron obligados por Zeus a construir los famosos muros impenetrables de Troya.
La mitología griega recoge muchos de los relatos más memorables de la historia, tuvieron una gran relevancia en la antigüedad, los griegos creían que estos relatos, contados en este libro, fueron verdaderos, completamente incuestionables, formando parte de una de las religiones más antiguas de la historia, los aportes de la mitología y, en general, la civilización griega son innumerables e invaluables, forman parte de nuestra historia colectiva, una historia fascinante, maravillosa, llena de grandeza, simplemente increíble.
Tiene un principio, pero no tiene un final, la mitología griega se vio opacada cuando una nueva religión llegó a su territorio, una religión que aún persiste hasta nuestros días, marcando notablemente la historia moderna, hablamos del cristianismo, que tuvo una relevancia igual que la que tuvieron los mitos griegos que muchas veces han quedado en el olvido, enterrados en el pasado, pero de vez en vez, son desenterrados y nos damos cuenta de su grandeza, que aunque han pasado decenas o hasta cientos de siglos, la esencia sigue ahí, sigue viva, sigue latente, porque la mitología griega parece estar olvidada, pero siempre resurge de sus cenizas como El Ave Fénix, el mundo no sería el mismo sin la mitología griega y todos los personajes que tienen un lugar en ella, inmortalizados todos ellos en estatuas, pinturas, cerámicas y escritos como este, un sencillo, pero hondamente sentido homenaje a la gran mitología griega…
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