Título: La Titanomaquia.
Autor: Eduardo García.
Año: 2020.
Capítulo: "El terror de los dioses".
Capítulo anterior: "Pan"
Tienda: La Titanomaquia.
CAPÍTULO XXX
"EL TERROR DE LOS DIOSES"
Gea, la madre tierra estaba realmente dolida por el encierro de sus hijos, los titanes, en su vientre, el Tártaro, después de la Titanomaquia, Zeus encerró a su padre Cronos y a la mayoría de los titanes en el Inframundo, que sería custodiado por los imponentes hecatónquiros que vigilarían la puerta que daba paso al Tártaro, la cárcel eterna de las temibles bestias.
Gea quería vengarse de Zeus por aprisionar a sus hijos en su vientre, así que creó a una impresionante y bestial creatura, Tifón había sido concebido con el único propósito de derrocar a Zeus, la diosa lo liberó y éste inmediatamente se dirigió al Monte Olimpo, al ver el colosal tamaño que tenía la criatura que se asemejaba a una montaña tan alta como el propio Olimpo, la mayoría de los dioses salieron huyendo despavoridos de su hogar, se transformaron en animales y huyeron de Grecia hacia el otro lado del Mar Mediterráneo, hasta que llegaron al antiguo Egipto, en donde fueron venerados como dioses por un largo periodo.
Zeus se quedó en el Olimpo para hacerle frente a la temible criatura, peleó con la hoz que usó Cronos para castrar a su padre, el dios Urano, fue una estruendosa batalla, el cielo, la tierra y los mares retumbaban por el gran poder con el que aquellos peleaban, las noches se volvieron días, los poderosos rayos de Zeus iluminaban todo el firmamento, el ruido era tan ensordecedor que, los olímpicos podían escucharlos aunque no se encontraban en Grecia sino del otro lado del mar, en una cultura completamente diferente que daría un cambio verdaderamente radical con la adoración a los olímpicos, la enorme bestia Tifón , usando la propia hoz del dios, la usó para arrancarle los tendones a Zeus, sin ellos, no tenía poder alguno, parecía estar todo perdido, Zeus y el resto de sus hermanos estaban destinados a pasar la eternidad encerrados en el Tártaro, los titanes recobrarían el poder, la humanidad llegaría a su fin, y nada, absolutamente nada, volvería a ser como aquellos días en que los olímpicos ejercían su gobernanza por el todo lo largo y ancho del mundo.
Los tendones de Zeus fueron resguardados por Equidna, la mujer serpiente, pero, cuando estaba había bajado la guardia, Pan y Hermes lograron robar los tendones e inmediatamente huyeron para regresárselos a su padre, lo hicieron y éste recuperó su increíble poder, lleno de cólera fue al encuentro de la bestia, Tifón estaba en desventaja, las Moiras lo habían estado alimentando con frutas envenenadas, estaba más débil que en la primera batalla, Zeus lo vio y empuñó un rayo como jamás se ha vuelto a ver, fue tan poderoso que, al chocar con la cabeza aquel quedó completamente aturdido, lo suficiente como para no poder pelear más contra Zeus, la enorme bestia había sido derrotada.
El rey de los dioses olímpicos, con ayuda de Pan y Hermes, lo llevaron al Monte Etna, colocándole inmensas rocas encima, el cual se convirtió en un imponente volcán, en el actual territorio de Italia, es reconocido por ser el volcán más importante de toda Europa, gracias a la furia de Tifón que ha estado intentando escapar por miles de años sin poder conseguirlo, pero, provocando terribles erupciones que han cobrado la vida de un sinfín de pobladores.
La bestia estaba derrotada, Zeus regresó victorioso al Olimpo, y también el resto de los dioses que abandonaron Egipto para regresar a su hogar en la montaña más alta de Grecia, el dios fue reverenciado por las demás divinidades, su hazaña había sido histórica, increíble, sin ella, el rumbo de la historia habría sido otro, un destino sombrío y desolador, sino hubiera sido por el robo de los tendones por Hermes y Pan, a manera de agradecimiento, Zeus nombró a Pan como el dios de los bosques, no era ya alguien que sufriera el rechazo de los dioses por su extraña y controvertida apariencia, sino debía ser venerado como una divinidad más, encontrando en Arcadia a sus seguidores.
La victoria de los Olímpicos fue definitiva, el reinado de Zeus sería eterno, los dioses griegos impondrían su voluntad sobre los hombres por toda la eternidad o, al menos, hasta que otra gran bestia surja y ponga en peligro el reinado de Zeus.
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